#1
¿No han notado como en casi todas las películas donde se
muestra alguna conversación importante entre dos o más personas, el que siempre
tiene la palabra comúnmente, en medio de su dialogo, se aleja de los presentes,
dándoles la espalda, se queda un rato viendo la pared o el vacío que tiene en
frente y después se voltea para continuar su conversación? No sé ustedes, pero
la gente normal no hace eso. Es solo otro cliché hollywoodense para hacer
parecer sus diálogos más profundos e interesantes de lo que son. Y también un
truco barato de los actores para parecer mejores frente a las cámaras y los
ingenuos espectadores.
#2
Si protestar es un derecho ¿Por qué tenemos que pedirle
permiso al gobierno para hacerlo? ¿Acaso les pedimos permiso a nuestros padres
para estar enojados o en desacuerdo con ellos?
#3
Si la música, la pintura, el cine, la escritura, la
fotografía, el teatro y cualquier otra forma de arte, es arte ¿Por qué se vende
como producto? Si vives de tu talento, no eres un artista, eres un comerciante.
#4
¿Tan difícil es hacer una película de guerra realista? Es
decir, vivimos en un mundo plagado de guerras y todavía no encuentro un número
lo suficientemente grande de películas que le den el respeto necesario a la
práctica más común del ser humano. Siempre es lo mismo: un grupo de soldados
gringos (en su mayoría), sin personalidad alguna, luchando por la libertad y la
democracia, enfrentándose a un ejército enorme de sanguinarios enemigos. Los
cuales disparan y disparan, pero ninguna bala alcanza al soldado gringo,
mientras que estos disparan y nunca fallan.
#5
Alguien debería decirle a la gente que Andrés Caicedo Estela
no es la gran cosa. Si, escribió algunas cosas interesantes (el atravesado es
lo mejorcito que leí de él) y su vida fue más activa y entretenida que la de la
gran mayoría. Pero aceptémoslo, su fama, o lo poco que queda de ella, se debe
en parte a su suicidio, no a su talento. Es curioso que las personas consideren
más interesante a alguien que esté muerto que al que sigue con vida. Todos
tenemos un fetiche con la muerte y que viva la música es una novela
aburridísima.
L.D.M.L
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