jueves, 1 de agosto de 2013

Pequeño cuento (número 2)

La hermosísima Sofía miraba a sus padres con atención y curiosidad, mientras estos hablaban de manera entusiasmada y ruidosa. Ella no entendía nada de lo que decían y trataba siempre de concentrarse en otra cosa, hasta que el ruido acababa y todo volvía a la normalidad, por unas horas.

Sofía no se llevaba bien con otros niños y niñas de su edad, por eso prefería jugar sola y aveces, con su amiga imaginaria que tanto amaba. Sabía que era imaginaria, que no existía, que solo actuaba y pensaba porque ella quería que así fuera. Su amiga imaginaria solo era un juguete animado de la hermosísima Sofía. Eso la reconfortaba por un rato.

Sin embargo, las conversaciones de sus padres se hacían cada día más ruidosas y Sofía se sentía cada día más sola. Como anhelaba caerle bien a los demás niños, pero estos siempre la hacían a un lado, siempre la rechazaban por ser diferente. ¿En que era Sofía diferente a los otros? En nada, solo les caía mal a todos, sin razón aparente.

Por eso, se apegaba más a su amiga. Pero un día, aquel juguete viviente cobró conciencia, pensaba y actuaba por si misma, sin el consentimiento de Sofía. Era algo agresiva, grosera y poco a poco fue perdiendo el interés por jugar juegos de niños. Al final, decidió abandonarla, escapando de su mente y saltando por la ventana. Sofía, que la miraba con una tristeza infinita desde su cuarto, solo pudo dejar escapar unas cuantas lagrimas mientras escuchaba como sus padres, de nuevo, comenzaban a hablar ruidosamente.  

L.D.M.L  

No hay comentarios:

Publicar un comentario